OBJETIVOS Y FUNCIONES
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La Unidad de Primera Infancia es el equipo designado por el Ministerio de Educación Nacional, a través del Viceministerio de Preescolar, Básica y Media, para definir la política educativa para la primera infancia y velar por su correcta implementación, a través de la asistencia técnica brindada a las entidades territoriales.
Sus objetivos son:
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jueves, 15 de septiembre de 2011
COLOMBIA POR LA PRIMERA INFANCIA
miércoles, 14 de septiembre de 2011
COLOMBIA ESTRENA POLÍTICA EDUCATIVA PARA LA PRIMERA INFANCIA
Bogotá, 22 de abril de 2009. MEN.- A partir de hoy Colombia tiene una Política Educativa para la Primera Infancia, que entre 2006 y 2010, atenderá a por lo menos 400.000 niños y niñas menores de 5 años en todo el país. El anunció lo hizo este miércoles la Ministra de Educación Nacional , Cecilia María Vélez White, quien explicó que el objetivo de esta nueva Política Educativa es garantizar una mejor calidad de atención integral (salud, nutrición y educación inicial) a los niños y niñas entre los 0 y 5 años, especialmente los pertenecientes a los niveles I y II del Sisbén. El objetivo es que los menores reciban atención integral mediante programas que involucren a la familia, la comunidad y las instituciones especializadas. De acuerdo con esta nueva política educativa, los niños y niñas que están entre los 0 y 5 años que reciben una adecuada atención durante la primera infancia obtienen mayores oportunidades de ingresar a tiempo a su educación formal, desempeñarse con mayor éxito a lo largo de sus estudios, mejorar sus posibilidades de acceso a la educación superior y aumentar sus oportunidades para desenvolverse competentemente en su vida laboral. Otra de las metas de la Política Educativa para la Primera Infancia a 2010 es, contar con 80 entidades territoriales certificadas en educación con Planes de Atención Integral (PAI) y que implementen la denominada “guía operativa” para la prestación del servicio a los niños y niñas. De igual forma, el Ministerio de Educación busca –en alianza con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF)- brindar asistencia técnica y capacitación a funcionarios de las entidades territoriales, direcciones regionales y centros zonales del ICBF y formar 176.000 agentes educativos en salud, cuidado y educación inicial, entre otras. Inversión en infraestructura para la Primera Infancia En Colombia existen cerca de 4.3 millones de niños y niñas menores de 5 años. Gracias al esfuerzo que ha realiza el país, hoy se atienden integralmente a alrededor del 35 por ciento de estos, de los cuales el 70 por ciento proviene de las familias más pobres (Sisbén I y II).
Por esta razón y para alcanzar la meta de atender a 400.000 niños y niñas menores de 5 años, a través de la Política Educativa para la Primera Infancia, el Ministerio –con el ICBF y las entidades territoriales- construirá 21 jardines sociales, 27 centros infantiles (hogares múltiples) y 14 centros de infancia y familia en los cuales se dará atención integral a los menores, durante 5 días a la semana, 8 horas al día. En total, serán 62 los proyectos de infraestructura que beneficiarán a más de 26.850 niños con una inversión cercana a los $102 mil millones, provenientes de tres fuentes: el Ministerio de Educación con un aporte de $40.770 millones, el ICBF con $29.824 millones y los municipios con recursos provenientes del CONPES (115) por $31.431 millones. Retos de la Política Educativa para la Primera Infancia La Política Educativa para la Primera Infancia tiene 3 retos específicos: ampliar la cobertura con calidad y equidad, brindar a los padres de familia espacios donde sus hijos puedan recibir atención y educación de calidad y, por último, fortalecer la atención en el ámbito educativo con el fin de realizar un apropiado tránsito entre la familia, la educación inicial y el ciclo de básica primaria (a través de proyectos pedagógicos pertinentes y flexibles). Con esta política, desarrollada en el marco de una atención integral, el Ministerio también busca apoyar y formar a los adultos, ya sean padre o madre de familia, madre comunitaria, cuidador o agente educativo, para que el adulto pueda adoptar una actitud de reconocimiento y descubrimiento de las capacidades y competencias de los niños y niñas. Adicional a esto, se busca que los diversos agentes reconozcan el valor de educar en esta primera etapa de la vida y permitir la articulación entre los diversos actores, instituciones y organizaciones responsables de la atención a la Primera Infancia.
¿Cómo se viene adelantando la atención a los menores? En alianza con el ICBF y otras entidades públicas y privadas, el Ministerio de Educación actualmente presta atención integral a 152.443 niños y niñas entre los 0 y 5 años (SISBEN I y II) en 44 entidades territoriales certificadas a través de tres modalidades que responden de manera eficiente y diferenciada a las necesidades de los menores y sus familias. Durante el lanzamiento de la Política Educativa para la Primera Infancia, la ministra Vélez White resaltó que ésta se articula con los sectores de salud y protección para garantizar el desarrollo integral de los pequeños, mejorando su calidad de vida, la de sus familias y la de las comunidades a las cuales pertenecen. (Fin/jmc/OAC) |
¿Por qué les falta autoridad a ciertos padres?

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La falta de autoridad de algunos padres, viene, por un lado, del poco afecto que demuestran a sus hijos –en tiempo y atención–, y por otro, de que, o bien les riñen continuamente, o bien, les dejan pasar todo. |
Todavía estoy impresionado por el asesinato de Rosario en un cajero automático de Barcelona. Sobre todo, me impacta el hecho de que el móvil fuera "por diversión". Pienso que a todos nos ha hecho pensar. Ya desde muy pequeños se dan cuenta de la falta de autoridad No sé si parecerá un poco exagerado, pero lo relaciono de alguna manera con otros hechos que capto casi diariamente. Por ejemplo, junto a mi casa hay un parvulario. Me gusta. Los niños le dan alegría al barrio, con sus gritos y sus juegos. Aunque a veces les oigo decir cosas inauditas a sus madres o sus padres cuando les vienen a recoger. Tanto por lo que dicen, como por el tono en que lo dicen. Recientemente vi un hombre joven y fuerte que le decía al niño: "Fernando, venga, vamos, por favor", con tono de infinita paciencia. Y el niño le contestó: "¡Tú a mí me dejas¡ ¡Feo! ¡Tonto!". Pero sin que hubiera habido un enfado por medio, sino como cosa ordinaria. Y como éstas, otras cosas por el estilo. El conserje de mi casa dice que está cansado de oír este tipo de cosas y que no entiende cómo unos padres de clase media, pueden educar tan mal. Añade, que él, aunque tiene pocos estudios, se da perfecta cuenta, y que no permitiría ese tipo de respuestas, y ese tono, a sus hijos. Otro día, –quizá ya alguno de los lectores lo conozca, pues lo conté en un periódico–, me explicaron que al entrar en la panadería, un niño le dijo a su madre "¡Qué puta eres!", porque no le compró una pasta que le había pedido. Y una señora mayor le dijo a la madre, “déle una bofetada, por favor, que si no, dentro de poco le pegará él a usted” Es sorprendente cómo unos niños que no llegan a los seis años de edad han aprendido a hablar de esa manera a sus padres. ¿No será esto un primer paso que puede conducir más adelante, a algunos de estos chicos, a la drogadicción o a la delincuencia? El poco tiempo de los padres Son bastantes los padres que dicen no tener tiempo para estar con los hijos, o les dedican poca atención. Les "falta tiempo" para: escucharles, comprenderles, tener interés por sus cosas, exigirles y darles criterios claros en temas importantes. Todos esos hechos son manifestaciones importantes de cariño, que si faltan, las relaciones con los hijos se enrarecen. Y entonces, muchos padres, ante las cosas que sus hijos hacen mal, puede ser que adopten dos posturas negativas. Unos padres quieren hacer valer su autoridad a toda costa, con lo que se crea un mal ambiente entre el hijo y el padre o la madre, que termina con que el hijo –que no se siente querido, pero sí exigido, y a veces de forma desabrida– acaba por pasar de ellos. El menú del desprecio a la autoridad, por parte de ese hijo, está servido. Esa actitud se transmitirá en parte a sus amigos, y a sus relaciones con los profesores. Y por tanto a la sociedad. La permisividad da el síndrome del niño emperador o pequeño dictador Otros son permisivos. Suelen ser padres que no tienen claro qué virtudes deben vivir ellos mismos, y no saben cuales deben procurar que vivan sus hijos. Eso les lleva a ser blandos y a no ser capaces de corregir con la debida exigencia a sus hijos. Al final –ante la blandura de los padres–, hacen lo que les da la gana. Y además, los padres tienen que ir detrás de ellos, arreglando lo que van dejando mal hecho o sin hacer. Suele terminar –esa forma de actuar–, con un desprecio de los hijos a los padres. En algunos casos, verdaderamente patológicos, que a mi me parecen "monstruos humanos" que se tipifican como “síndrome del niño emperador” o “pequeño dictador”, llegan a lanzar amenazas a sus padres de que van a armar un escándalo o van a hacer una barbaridad, si no le dejan hacer algo, o si una cosa no está hecha o arreglada, en un plazo determinado. Han convertido a sus hijos en tiranos, que maltratan sicológiamente a sus padres y a veces físicamente. ¿No serán estos hijos los más proclives a convertirse en delincuentes? Tarea importante y urgente La familia es la célula de la sociedad. Frase muy sabida, pero no por ello menos real. Y es el principal ambiente donde se decide cómo va a ser cada nuevo miembro de esa sociedad. Hay que hacer una verdadera campaña –a nivel de escuela, de pediatras–, quizás dando charlas y conferencias, para que los padres dediquen la atención y el tiempo necesarios a sus hijos. Recomiendo vivamente la lectura del libro de José Ramón Ayllón, "Diez claves de la educación". Nos va en el empeño de la buena educación de los hijos, que la sociedad sea un ambiente agradable, en el que valga la pena vivir, porque se quiere a las personas y se busca que vivan las virtudes y los valores en su grado más alto |
domingo, 11 de septiembre de 2011
LA AUTORIDAD EDUCATIVA FAMILIAR. QUÉ ES?

Por Fernando de la Puente
revista Padres y Maestros, No. 247, octubre 1999
1. Hay buenas y malas autoridades
Hay muchas autoridades sobre nuestras cabezas (educativas, políticas, religiosas, etc.). Hay autoridades despóticas, explotadoras, que empeoran al hombre. Hay autoridades buenas, de servicio, que mejoran al hombre.
Toda autoridad supone:
a) una capacidad de motivación, de estímulo,de ayuda para el logro de unos objetivos, de un crecimiento.
b) Un poder de coordinación y decisión.
El peligro está en usar la autoridad solamente como poder de dirección y toma de decisiones sin escucha ni diálogo con las personas afectadas por la decisión, lo cual se desliza hacia el autoritarismo.
2. Características de la autoridad positiva y negativa
A) Autoridad negativa es la despótica, autoritaria, explotadora, que utiliza al súbdito. También es negativa la autoridad ineficaz, ignorante, desorganizada. Hay autoridades que coordinan, deciden, y lo hacen participativamente, pero no estimulan ni sirven. Hay autoridades que consuelan, ayudan y sirven, pero no saben tomar decisiones.
B) Autoridad positiva. Comprende varias fuentes de influencia:
a) Comunicación, diálogo con libertad para expresar y razonar valores, escuchar empáticamente (empatía es la escucha activa, desde el marco de referencia perceptual del otro).
b) Eficacia en la toma de decisiones (ejercicio equilibrado y eficiente del poder).
c) Satisfacción en las relaciones humanas (actuar con consideración personal).
d) Servicio, mandar es servir. La autoridad positiva produce un ambiente de seguridad y libertad.
e) Influencia personal o modelo de identificación de aquellos valores y objetivos que promueve. La coherencia y el ejemplo. La capacidad de transmitir valores por el modo de ser y actuar.
3. La familia y el Colegio somos las dos autoridades más significativas para el niño.
Para los niños no tiene significado vital la autoridad del alcalde, del presidente del gobierno, de las centrales sindicales, de la OTAN, de los poderes fácticos... Para ellos el horizonte inmediato de la autoridad se llena con los padres y educadores. Y en la escuela, con los tutores y profesores más inmediatos. Es decir, quienes toman decisiones concretas y les pueden ayudar día a día.
Estas dos autoridades estarían *condenadas+ a entenderse: por el bien del niño, y porque son complementarias.
Se complementan porque la familia no puede dar el desarrollo intelectual y social suficiente, ni desarrollar ciertos aspectos de la personalidad. El Colegio difícilmente puede dar la intimidad, el afecto, la seguridad, los valores básicos... Por lo tanto:
-No a la división de papeles educativos en el seno familiar (tú la comprensión y yo el rigor). No es bueno acentuar la división de funciones; por ejemplo que la madre haga de "buena" y el padre de "malo", o viceversa. Puede existir una distinción de estilos; ambos, el padre y la madre, ejercen funciones de comprensión y exigencia con estilos distintos, según su temperamento y sexo.
-No al *entreguismo+ (le entrego a la madre exclusivamente el papel de hacer un seguimiento del proceso educativo del niño en el colegio; entregamos el niño al colegio para que le eduquen), y yo o nosotros nos liberamos de esa responsabilidad.
4. El objetivo o finalidad de la autoridad
Toda autoridad es un poder para llevar a cabo una misión. Mira hacia un objetivo; se pregunta para qué existe, como autoridad. Esta misión de algún modo es una creación.
Efectivamente, autoridad viene de auctor (latín) y auctor viene del verbo augere que significa dar crecimiento. No se tiene autoridad para detentar el poder por sí mismo. Es algo sagrado: se trata de continuar la creación, ayudar a crecer. El concepto de autoridad se identifica pues con el de servicio.
En el caso de la autoridad familiar, la misión de crecimiento sería:
-dar el ser,
-proporcionar el crecimiento biológico, -proporcionar el crecimiento humano, incluida la dimensión transcendente.
El crecimiento humano es complejo. Se pueden proporcionar tres niveles de desarrollo:
a) Dar conocimientos, adiestramientos físicos, artísticos, intelectuales y técnicos. Es el NIVEL DE PREPARACIÓN (que mi hijo tenga una buena preparación). Para ello la familia acude a las instituciones educativas.
b) Fomentar la seguridad en sí mismo, sociabilidad, equilibrio. Es el NIVEL DEL CARÁCTER (que mi hijo tenga buen carácter).
e) Promover el sentido de la vida, la responsabilidad moral. Es el NIVEL ÉTICO (que mi hijo sea buena persona).
Hoy día más que nunca aceptamos esta complejidad del desarrollo personal, y buscamos la calidad total.
Cómo se produce este crecimiento humano?
El niño no es un objeto. No se le estira para que crezca. No se le dicta el crecimiento; sería un autoritarismo excesivo y un fracaso. El que educa no impone el crecimiento ni la madurez.
Al niño se le ayuda, se le anima, se le proporcionan las condiciones, el medio ambiente; corno a la planta se le proporciona la tierra, el agua, el abono... Tampoco se trata de dejar hacer, que sería el extremo contrario del autoritarismo.
5.) Cuáles son los diversos papeles de los padres para ayudar a ese crecirniento complejo de la persona?
Los padres como todo educador, intentan ser más o menos hábiles en una serie de papeles o funciones que constituyen el ejercicio de su responsabilidad, y que podrían ser las siguientes:
-Proporcionar cariño, convivencia, ilusión, aceptación. Es el aspecto afectivo.
- Comunicarse a través del lenguaje del gesto, los consejos y sobre todo, de escuchar con interés lo que dicen y cómo lo dicen (la escucha activa o empatía). Esto supone saber estar relajadamente con los hijos, hablando sin pretender tensamente convencerles de mis criterios y puntos de vista. Viene a ser conversar sin pretender nada a cambio.
-Tomar decisiones, que tiene relación con saber mandar. Mandar con equilibrio entre blandura y exigencia. Mandar de acuerdo con la psicología evolutiva de cada edad y mandar de mutuo acuerdo entre padre y madre. (Hablaremos en otros temas de este asunto y sus posibles técnicas).
-Ser modelo de identificación a través del equilibrio de in( personalidad y de la coherencia entre lo que digo y lo que hago. El predicar con el ejemplo. Tener valores auténticos (autoridad moral) y saber justificarlos. Es el aspecto del testimonio.
-Proporcionar los elementos materiales para el crecimiento; lo cual está relacionado con el trabajo de los padres y la economía:
a) elementos biológico-físicos (alimentos, vestido, casa...)
b) elementos culturales (escuela, actividades extraescolares...).
Quizá esto es lo que mejor hacen los padres hoy.
Una de las consecuencias prácticas de estas características de la autoridad familiar podría formularse así: la excesiva satisfacción sin eficacia (familia cariñosa y blanda) puede producir niños/adolescentes desorientados, incapaces de esfuerzo. La excesiva rigidez de la autoridad tiende a producir personalidades tímidas e inseguras. Un equilibrio difícil, pero posible, para lo que la escuela de padres irá proporcionando criterios, líneas de actuación
Veamos ahora la relación entre estos diversos papeles y el compromiso personal que llevan consigo:
Enseñar hábitos: a peinarse, saludar, montar en bicicleta, manejar el ordenador, enviarles con beca o sin ella al extranjero para aprender idiomas, llevarles a un colegio adecuado..., todo eso es sin duda hacer de padres, pero no nos compromete demasiado corno personas.
Dar cariño, aceptarles como son, realizar con los hijos una auténtica comunicación, que es el don de la apertura a los demás, eso es un nivel mayor de ser padre/madre. Eso nos compromete como personas, porque exige amor auténtico, presencia, convivencia, atención a los problemas efectivos.
Ayudarles a lograr un sentido de la vida, una madurez moral, es un nivel más elevado de ser padre o madre. Nos compromete aún más como personas porque nos exige ser coherentes entre lo que decimos y lo que hacemos; nos impulsa a clarificar nuestras confusiones acerca de valores humanos y cristianos; a saber lo que decimos y por qué lo decimos, aprendiendo poco a poco a decirlo bien y oportunamente.
6. El liderazgo educativo de los padres.
Estos niveles de compromiso son concreciones de la misión educativa con la que ayudamos a la madurez. Y esto constituye un verdadero liderazgo educativo de los padres.
A veces se entiende liderazgo como el carisma que tiene un dirigente o político, porque tiene unas cualidades brillantes y seductoras al hablar en público y en privado. No nos referimos a ese tipo de liderazgo. Nos referimos más bien a que todos los que tenemos una responsabilidad asumida podemos realizar un liderazgo de influencia bien entendida. El padre y la madre respecto a los hijos, el profesor en relación con sus alumnos, todo el que tiene responsabilidad sobre el bienestar y desarrollo de alguien.
Líder en inglés (leader) significa conducir o llevar. Líder es quien lleva a alguien de un sitio a otro o de una situación a otra. En el ámbito educativo es quien lleva o ayuda a moverse hacia la madurez. Nuestra autoridad familiar o educadora se nos concede para llevar a los hijos o alumnos por el camino de la madurez humana; pero ayudando, no imponiendo la madurez.
Analizando hoy día las características que debe tener un líder, se insiste en que no debe limitarse a la gestión, sino al dinamismo transformacional. La gestión no agota el liderazgo. Gestionar sería organizar la casa, el colegio, los horarios, los recursos humanos y materiales, los presupuestos... La gestión sin duda es la base, sin una mínima organización y estrategia no se puede llevar a cabo nada interesante. Pero la gestión misma no garantiza la mejora humana. Sólo eso no "produce" "calidad humana. Es necesario que entre a funcionar el liderazgo humanizador.
Conocemos familias "muy bien organizadas" pero con una pobre capacidad educativa, porque son pobres en capacidad de escucha, en afecto, en inspiración o aliento motivador, en reconocimiento positivo, en una equilibrada exigencia y firmeza, en el deseo de transmitir valores. Es decir, en lo que se entiende como las buenas estrategias, directivas o no directivas de la educación.
Hablaremos de estas estrategias, una a una y en detalle, en sucesivos temas de la Escuela de Padres (E.P.). Pero lo que integra todas estas estrategias del buen líder es el proyecto educativo: qué tipo de mitos o adolescentes queremos educar, qué modelo de hombre o mujer tenemos en la mente cuando educamos, es decir, qué significa para nosotros una persona madura y responsable. Si hemos dicho que educar es ayudar a la madurez, parece necesario reflexionar y clarificar el concepto de madurez. Este será también un tema clave de la E. P.
7. El papel de la Escuela de Padres
Cuál es el servicio que la E.P. nos puede prestar en el proceso educativo familiar?
La E. P. no pretende dar recetas ni soluciones concretas (educar no es una técnica sino un arte). Pero la E.P. puede ayudar a lograr una serie de objetivos muy interesantes:
1. Proporciona una serie de principios psicológicos y éticos, técnicas, modelos, informaciones.
2. Aviva la inquietud educadora, que nos hace pensar, nos saca de la rutina diaria.
3. Mejora la capacidad de observación de los hijos: se ven más cosas en ellos, no sólo sus defectos; se profundiza en su conocimiento.
4. Ayuda a rectificar actitudes y normas educativas rígidas que a veces tomamos y en las que nos hemos encasquillado.
5. Ya logrando lentamente que el padre y la madre actúen de común acuerdo, objetivo difícil de conseguir pues tenemos puntos de vista y metas distintas (a veces, secretas); vemos y esperarnos cosas distintas en los mismos hijos. Cada cónyuge tiene su propia historia familiar, trae consigo un bagaje diferente de valores, frustraciones, proyectos, etc.